Siempre recuerdo a mi papá repitiendo el eslogan de una campa?a publicitaria: “Hay un Ford en su futuro”. Para nuestra familia aquello era algo así como un sue?o inalcanzable. En aquel entonces vivíamos en Argentina, donde los autos europeos eran más frecuentes que los estadounidenses y también, más ajustados a nuestro presupuesto.
Sin embargo, volvimos a repetir el eslogan, con una sonrisa en la cara y a dúo, cuando después de mudarnos a Venezuela mi papá trajo a casa el que sería nuestro primer auto en ese país: Un Maverick, de Ford. Para mí, fue una de las primeras tomas de conciencia de que los sue?os se pueden alcanzar y por esa y otras razones, ese auto sigue estando entre mis primeros amores “fierreros”. (más…)